¡Muy buenos días queridos amigos!

 

En este sábado retomo lo que dejamos pendiente de platicar sobre los lugares donde he vivido y quedé de platicarles de mi visita a Sudáfrica.
 

Resulta que en 1995 se abrieron dos países del mundo Herbalife Brasil y Sudáfrica pero un amigo nuestro Dan Delphia hoy Equipo del Presidente Herbalife, tenía y tiene una muy buena organización en ese país y un día me comenta que iría a participar en apertura de negocios, de inmediato me emocioné y pensé en acompañarlo en esta aventura Africana.
 

Debo decirles que solo pensarlo me llenó de entusiasmo, porque imaginen ustedes conocer el continente africano, solamente de recordarlo vuelvo a sentir lo mismo.

 

Hicimos los preparativos, compramos los boletos y por fin se llego el día de salir.
 

Salimos vía Londres en un viaje super emocionante, lleno de exitación y entonces viene el primer reto.
 

Llegando a Londres y antes de hacer el cambio de avión, nos dicen “dónde esta su visa para Sudáfrica”?

Visa?

Como?

Pensé que no la necesitaría y que solo con nuestro pasaporte sería suficiente y resulta que “pues fíjese que no  y no podemos dejarlo subir al avión”.
 

En Londres, solitos y sin saber que hacer, pues que cambiamos el vuelo para otro día y salimos rumbo a la embajada de Sudáfrica a poner cara y ojos de borrego en precipicio.
 

Para hacer el cuento corto, se apiadaron de mi, vieron que definitivamente soy buena gente y el embajador mismo nos entrevistó para decirnos que sacarían una visa extra-urgente para nosotros en doce horas, que podríamos usar para ir de visita por Londres jajajaja (al fin vagos).
 

La visita y caminata fue de lo mas deliciosa posible, pasando por palacio de Buckingham, Jardines del Rey,  Puente de Londres, Trafalgar, jardines y fuentes por doquier, una clásica visita a un extraordinario restaurante Italiano y rematamos con un PUB todo en doce horas geniales, para ir por fin por mi visa y tomar un avión en un vuelo de mas de diez horas hasta la otra punta del mundo.
 

Aterrizamos en Johannesburg y creanme, pensé que al ir bajando vería Elefantes, Leones, Jirafas y demás animales, para tener la enorme decepción de que solamente lo llegué a ver en los billetes y párale de contar.
 

En esos días era el primer año del Presidente Mandela en el poder y las cosas no eran del todo felices y seguras, pero vivimos nuestra estadía en el país con enorme satisfacción.
 

El suburbio donde vivímos se llama Benoni y nos quedaba entre Johannesburg y Pretoria, que fue nuestro principal enclave de trabajo y convivencia, entre eventos, cines, centros comerciales, carreteras, fue una bella experiencia.
 

Viajamos a Durban que es el mar en un puerto bellísimo con una colonia Indú enorme llena de tradiciones.

También fuimos, claro esta a Sun City que es como Las Vegas de Sudáfrica. 
 

Como tengo recuerdos de cosas que nos pasaron ella, que si la contara llenaría nuestro blog de notas.
 

Un día estaba volteando en los carros y que veo muchos todos alineados y con gente al pie de ellos y me fui como león con hambre directo a poner volante y darlos a todos los que estaban allí, hasta que me detuvieron porque eran de la securitate que es algo así como el FBI o la Guarida Presidencial, salí blanco de miedo jajaja pero ileso.
 

La de cosas que hace uno jajajaja increíble.
 

Ver los arboles de Johannesburg llegando el otoño cambiando de color y cayendo sus flores tapizando las calles de un color violeta bellísimo.

 

Caminar y parar en un café a relajarse para ver pasar a la gente hablando en diferentes idiomas.
 

Conocer a mucha gente de la Tribu Zulu y ver su pobreza y dolor.
 

Las broncas con las otras Tribus, los problemas raciales aun tan enraizados, la enorme violencia que nunca había vivido de tan cerca.
 

La gente tan orgullosa de ser Africano y cada cosa de la que te admirabas te decían “Entiende que esto es Africa”.
 

Cuando se hizo la inauguración del centro de distribución, llegamos al lugar todo estaba obscuro y de pronto se escuchaban los tambores africanos y al cofre del carro salta un guerrero con lanza, plumaje, escudo, descalzo, enorme, delgado, musculoso y claro de raza negra, cantando y danzando junto con otros a nuestro alrededor, era parte del recibimiento a la ceremonia de ese día.
 

Traten de imaginar la experiencia, y estar de acuerdo que tengo razón al decir INOLVIDABLE.

Generosos, bellos e inolvidables; algún día volveré a visitarlos.