¡Muy buenos días queridos amigos!

Iniciamos el mes de la primavera, donde todo cambia, florece y se torna verde.

Todos los días por la mañana desde mi ventana veo mis dos higueras y son unas mitoteras, porque cuando se les caen las hojas, te anuncian que viene el invierno y durante todo este se mantienen sin hojas, nutriendo sus raíces y tallo, pero nada más se pone templado, y empiezan a salirles sus primeros brotes y luego las primeras hojas, anuncio inequívoco de que la primavera está a unos pocos días.

¿Es esto similar a nuestro negocio?
Será acaso de que cuando Jim nos hablaba de la filosofía de la hormiga se estaba refiriendo a esto mismo?. De cómo este maravilloso animalito “sabe” que tiene que trabajar sin parar para tener reservas en el periodo de invierno y poder resistir las inclemencias del clima. La naturaleza sabia no nos miente, ni nos engaña, somos nosotros los que nos hacemos trampas a nosotros mismos y luego tenemos que pagar el precio.

Si entiendes la ley de la cosecha, sabrás que hay tiempo para todo, pero no puedes cambiar los tiempos ni alterar los ritmos, aun cuando seas muy buena gente y tengas mucha necesidad, si siembras, cosechas y si flojeas, sufres. Aprender de la naturaleza siempre ha sido de sabios, así lo hicieron nuestros antepasados y seguirá siendo verdad por el resto de los tiempos.

Hace unos días le platicaba a un amigo sobre mis plantas de bambú y para poner esto de ejemplo, es como la naturaleza en la siembra del bambú.
Sembré mi bambú y eran cuatro “varitas” que tres de ellas se secaron pronto y mi jardinero insistía en sacarlas y poner otra cosa, yo siempre le dije “déjalas en paz y déjamelas ahí donde están” el se reía y cada semana me preguntaba lo mismo, mi respuesta era la misma “déjamelos en paz”. Al paso del tiempo, pronto y de manera mágica, empezaron a emerger decenas de puntitas de los brotes nuevos del bambú y ahora tengo una pared completa. Todo ese tiempo parecía que “nada sucedía” pero por debajo la naturaleza estaba “haciendo su obra de creación”.

Todo esto lo traigo a colación porque así son las cosas en nuestro negocio donde si te aseguras de sembrar y cuidar el terreno, tarde que temprano tendrás la cosecha, pero no podrías cosechar si no cuidas tu terreno y lo siembras.
El Bambú crece y crece sin parar y se reproduce impresionantemente.

Por el otro lado como ejemplo tienes la siembra de cebolla, se siembra superficial y a los pocas semanas se cosecha y pronto muere porque se hace vieja.
Respetemos la naturaleza y usemos estos ejemplos para evaluar nuestra actitud y comportamiento para ver si somos como el bambú o como la cebolla.