Muy buenos días queridos amigos.

En los últimos tres años del negocio, muchas cosas cambiaron debido a que debían de cambiar, así de simple.

Sabemos que el Sr Absurdo que intento hacernos daño y que por cierto perdió todo, nos hizo mucho bien, por cierto, al hacernos pensar sobre posibles lagunas u omisiones que valdría la pena reforzar, y lo más curioso es que nos dejó MÁS FUERTES QUE NUNCA.

Una de las muchas cosas que cambiaron, fue la manera de dar testimonio. Y no porque fuera irreal lo comentado sino por el asunto del receptor de la información que es el prospecto o el nuevo distribuidor que ante un testimonio real solamente toma lo que le gusta y filtran las cosas que no quieren escuchar.

Si puedes tener riqueza, prosperidad, autos, casas, salud, vacaciones de ensueño y miles de cosas más que se compartían en los testimonios, con la intension de inspirar no de otra cosa, pero detrás de cada historia de éxito hay un enorme trabajo y dedicación, días y días de trabajo continuo, fiestas o reuniones familiares a las que no acudieron, domingos de descanso que se perdieron, noches en tu casa durmiendo en tu cama, que nada más las extrañan, charla y conciencias perdidas, tiempo con los hijos pequeños que se pasó en giras o eventos, y así podría decirles de muchos sacrificios que se hicieron detrás de esas historias de éxito, pero la gente no lo escucha, porque no lo quiere escuchar, no porque no se diga.

Les gusta el dinero y al fama, pero no lo que se hizo para obtenerla.

Si no se hicieron ricos en una semana, renuncian.

O te dicen, “lo voy a intentar de tiempo muy parcial por un mes y si me funciona veo que hago”.

Ninguna de esas historias de éxito fue de la noche a la mañana.

Trabajo duro, dedicación, cambios dolorosos, noches sin dormir, ansiedad por no saber que va a pasar, días comiendo lo mínimo o no comiendo, dormir en carros o en hoteles baratos y compartidos, sonreír aún cuando sea de lo que menos ganas tienes, lavar y usar tu ropa el mismo día, recibir con tu mejor cara las quejas más estupidas, tolerar que te digan mentiras sobre lo qué haces y callaron que se burle tu familia sobre tu nueva actividad y solo sonreír.

Nada fue fácil y no lo será, pero vale la pena.