¡Hola!, los saludo con mucho gusto desde la hermosa ciudad de Cancún y este domingo me gustaría compartir con ustedes acerca de los Hijos Maestros, y tal vez cuando escuchas esto piensas: ¿cómo qué maestros? si más  bien, se supone que los padres somos sus primeros maestros y en realidad así es, nos dedicamos a instruirlos y educarlos y claro que somos sus maestros, pero también nuestros hijos hacen el papel de maestros cuando a través de sus comportamientos y maneras de desenvolverse nos enseñan grandes lecciones. Todo esto sucede de una manera natural, obviamente ellos ni se dan cuenta de todo el aprendizaje que van dejando a su paso por el camino de la vida a través de los años y la convivencia diaria con sus padres.

 

   El primer hijo que llega a una familia es el primer maestro que tenemos, ya que para una madre que dá a luz a su primer hijo es toda una experiencia desde el mismo momento en que estás  embarazada y como sientes esa pequeña vida dentro de tu vientre, no se diga durante el parto, que es otro momento que marca tu vida para siempre y aprendes tantas cosas en tan pocas horas, estés preparada o no.

 

   Y para un padre también es una experiencia única, de muchos nervios y expectativa, algo hermoso en realidad., pues desde ese momento empieza la gran materia de SER PADRES y aunque todo esté escrito en los libros, esta materia no es negociable y consta de la teoría y la practica. Aun así, obviamente en el aprendizaje se cometen muchos errores pero juntos vamos avanzando y aprendiendo por ensayo y error.

 

   Pero de verdad que hay hijos que son especiales, algunos por que son muy inquietos, muy avanzados, muy carismáticos ó muy lentos, muy enfermizos ó con alguna enfermedad limitante ó muy traviesos, con problemas de lenguaje, con problemas de conducta, muy inteligentes, muy habilidosos ó como sea.

 

   De manera personal, he aprendido mucho no solo del primero de mis hijos sino de mis tres hijos, que son tan diferentes y precisamente eso es lo mas enriquecedor para mi, en resumen precisamente sus diferencias me han enseñado primeramente a respetarlos y aceptarlos tal cual como son, que cada uno tiene su ritmo y su momento, sus gustos y preferencias y aunque a veces no me gusta exactamente lo mismo que a ellos les respeto sus decisiones. Esas mismas experiencias y aprendizajes me han enseñado a valorar muchas cosas, sobretodo el tiempo, que se va y no regresa, los momentos que les robé mientras trabajaba, por que no tenía otra opción, así que hoy he aprendido que mi tiempo de calidad con ellos no lo cambio por nada y tantas lecciones que hoy en día me han servido mucho incluso para ayudar a todos nuestros asociados.

 

   Siéntese un momento, y piense en todo lo que ha aprendido de sus hijos, rescate esas grandes lecciones y compártalas.

 

Gracias

Erika Valle