Muy buenos días queridos amigos.

El paso impresionante del tiempo con su avance inefable, nos deja casi siempre con cosas pendientes y tareas inconclusas y llega el momento de reflexionar y hacer ajustes.

Esos son estos tiempos.

Cuando a través de los años nos vamos dando cuenta de los irse y venir de personas u organizaciones, algunas se quedan otras se van, es inevitable pensar en cuáles son las razones de ello.

Dice Leon Waisbein que cuando los fundamentos de una organización son sólidos, estos permiten a estas, transitar por momentos de adversidad y salir adelante capitalizando posteriormente la experiencia y fortaleciendo el crecimiento, mientras otros con el menor viento en contra hacen agua y terminan hundiéndose.

El 2017, que aún no termina será recordado por los novatos como un año retador, pero lo recordarán así, porque no pasaron por las grandes devaluaciones de los 80-90´s donde teníamos una caricatura de País que se re inventaba casa seis años y en el ínterin, todo mundo sufría cada Septiembre.

Pero nos mantuvimos firmes en la promesa y el tiempo nos dio la razón.

Y estoy seguro que, aquellos que pasaron por la Gran Depresión o la Gran

Guerra, dirían lo mismito de nosotros, y si nos pudiéramos por algún arte misterioso ir más detrás del tiempo, ?adivinen que¿

!Nos dirían lo mismo¡

O sea que siempre han existido tiempos difíciles y tiempos fáciles, siempre han existido los vientos a favor y vientos en contra.

Siempre han existido triunfadores y vencedores, así como aquellos que se declaran venidos a menos, o derrotados.

Siempre han existido las grandes historias y las trágicas en contra parte.

?Que nos hace entonces salir adelante¿

Primero el tener principios sólidos y claros, fundamentos enraizados genuinos y no oportunistas, esto es clave.

Segundo entender que somos pasajeros de este tren, no somos el tren mismo, o como bien decía Mark, no somos las estrellas del negocio.

Tercero contar con un modelo que nos provee de visión a largo plazo, con un proyecto futurista sólido, estable, bien articulado, que resista las modas pasajeras. Preocupándonos por servir a los demás, donde el cliente es lo primero porque entonces entendéis la misión de la empresa, de “...cambiar las personas....”

Pero lo más importante es que creas en ti, en tus sueños y metas, que sean nobles y de gran corazón, porque sólo la gente buena perdura en la empresa, los “mala leche” terminan huyendo y se bajan del barco ante el primer embate de las olas bravas, cobardemente, esgrimiendo argumentos pueriles.

Es bueno que se bajen porque el barco pesa menos para los que si remamos y hay más espacio para los recién llegados.

Así que bien venida la adversidad que está nos hará fuertes.

“La adversidad es nuestra madre; la prosperidad sólo es nuestra madrastra.”

Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.