Muy buenos días queridos amigos.Día 7 del reto de optimismo.Compartan la idea para ir sumando mas gente positiva a nuestras redes. Impotencia aprendida y pauta explicativa son dos términos qué necesitan aprender, para poder identificar los propios y hacer el cambio necesario. Normalmente no escribo en los domingos pero hoy cuando caminaba con mi perro Peyton por la mañana, platicábamos sobre “el tonto” y le explicaba a el, y honestamente no me hacia caso porque estaba correteando unas hojas o comiendo zacate, pero yo seguía charlando amenamente con el, o al menos eso suelo imaginar.La platica estaba entrando al punto interesante y era sobre lo que yo siempre les decía a mis grupo de Mexicali sobre “el tonto” que no es otra cosa que, eso que les pasa a ellos en el momento mas importante del negocio y que lo s hace soltar una estrategia o actividad, que no deberían aparentemente sin justificación alguna.Ese es “El tonto” pero tiene una explicación científica y nombre oficial… se llama IMPOTENCIA APRENDIDA.Lo conocemos también como “Rengueo del perdedor”. Y no es otra cosa más que ese conjunto de conductas aprendidas que los hacen desistir en momentos de presión.El corredor que debería de apretar un cierre de carrera y ante la exigencia, finge una lesión para aflojar el paso.El mayorista que ante el cierre de mes se resfría.El tabulador que acercándose el cierre de año, muestra señales de cansancio y en vez de sacar fuerza de su espíritu luchador, decide o justifica, el bajar el ritmo porque “al cavos” que así pasa en diciembre, “pos que quieres ya vez como son las cosas”, “ande pues ye ve” “hay pues mire no pasa nada, en enero le damos mas fuerte”.Sin darse cuenta de que esa pauta de conducta esta siendo repetitiva desde hace años y es lo que los tiene sin avanzar.En el fondo es pesimismo, negatividad, pensar que “el éxito y la felicidad no es para mi” o “”con esto que tengo es suficiente, “capaz” de que si pido mas, lo pierdo por querer abarcar más de lo que mereces””. La platica con Peyton concluyo al terminar el de hacer sus “necesidades” y con cara de “ya méteme Andale tengo hambre” decidimos dar por terminado el monologo y me vine a escribir, pesto a comer y dormir (de nuevo) Amigos compartan esta idea del optimo y veamos a cuantos podemos contagiar.